Lo cierto es que me encanta... No sólo porque supone que han querido volver a confiar en mí para un día especial, sino porque se crea un vínculo y de la misma forma, resulta precioso poder compartir con ellos los acontecimientos más importantes de sus vidas...
La verdad es que me considero una privilegiada, porque cuando trabajo puedo ver como la gente disfruta, se emociona, lo pasa genial... Y es que los aman la fotografía, esos a los que les encanta coger el álbum de hace unos años y rememorar aquel día especial, son buena gente... Y esos son mis clientes.
Aquí os dejó dos sesiones de estudio tomadas a un simpático bebé llamado Rodrigo. Él vino a mi estudio con solo 2 meses, y ahora ha repetido con 7... ¡Espero seguir viéndote Rodrigo!